El Apocalipsis, el último libro de la Biblia, es un libro fascinante, difícil de intender y llenos de símbolos que necesitan ser comprendidos.

Lejos de ser un libro que nos dice lo que nos sucederá en el futuro, el Apocalipsis transmite un mensaje de esperanza y consolación para aquellos cristianos que están viviendo un periodo de crisis, de enfrentamiento, de hostilidad y pueden abatirse y dejarse arrastrar por los acontecimientos.

El autor, entonces, anima a sus oyente, corrigiendo allí donde ve que sus hermanos cojean más, felicitándoles allí donde se mantienen fieles al Señor y mostrándoles que en Cristo la victoria ya está asegurada y es solo cuestión de tiempo, confianza y paciencia.
Quién busca respuestas en el Apocalipsis, encontrará preguntas, sin embargo. Preguntas que tendrá que hacerse a sí mismo: ¿tengo yo esta fe, esta confianza, este abandono y entrega?

El último libro de la Biblia, entonces, nos trae un mensaje que se reconecta a sus principios, al Génesis, donde Abrahán también está llamado a abandonar sus expectativas y abandonarse confiado a la promesa de Dios.

Porque él siempre es fiel a su palabra y a nosotros toca pacientar y confiar.

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