La fracción del pan – III Domingo de Pascua Año A
El camino de los discípulos de Emaús hacia la fracción del pan
El Evangelio de este domingo nos habla de los discípulos de Emaús. El relato es fascinante y Lucas nos muestra toda su habilidad para plasmar en esta escena los personajes, sus dificultades y las inquietudes que tienen; luego nos presentar a Jesús y, con gran destreza narrativa y teológica, carga su presencia de todo un mensaje sobre quien es y cuál es su misión, para así llevarnos hacia el punto álgido de todo el relato: la fracción del pan.
La Iglesia de ayer y de hoy
Los dos discípulos están perdidos, en una noche oscura que tiene sus parecidos con nuestra experiencia eclesial actual. Ellos estaban seguros de que la comunidad que Jesús había creado a su alrededor iba a dar grandes frutos, porque él era el libertador de Israel, pero la cruz había hecho saltar todos sus planes y todo parecía haberse solucionado en un mero fracaso.
También una Cristiandad de muchos siglos de experiencia se mostraba segura en el haber conseguido una comunidad fuerte, universal, capaz de guiar a millones de personas; sin embargo y poco a poco, el ateismo, el nihilismo, el relativismo, los escándalos de la Iglesia y la caída de la participación en las prácticas eclesiales en Europa parecen haberse abatido sobre la Iglesia, constituyendo una suerte de Viernes Santo en el imaginario eclesial.
¿No era necesario que…?
“¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?”, contestó Jesús a los dos discípulos abatidos que aún no habían reconocido al Maestro y no se habían dado cuenta de que todo lo vivido no era un fracaso o una casualidad sino, más bien, parte del sembrar de Dios, que nunca deja las cosas al azar.
A lo mejor, algo parecido puede estar pasándonos hoy también. Tal vez, y lo repito, solo tal vez, el gran árbol de la Iglesia necesita ser podado bien para no quedarse estéril y así, más pequeño, reformado y con una nueva óptica, podrá lanzarse con renovado vigor para mostrar a los hombres la noticia liberadora de Jesús.
La fracción del pan, lugar de Jesús y de su comunidad
¿De dónde volver a empezar, entonces? ¿Dónde reconocen a Jesús los dos discípulos de Emaús? Ellos le reconocen en la fracción del pan, en una escena de comida, que es lugar de comunión, de participación de bienes, de fraternidad y de placer. La fracción del pan es uno de los recursos que los Evangelios usan si se quiere hacer experiencia de Jesús y de su mensaje. De hecho, muchas escenas muestran a Jesús comiendo con la gente, con los fariseos, con sus discípulos, con sus amigos, multiplicando panes y peces, en la boda de Caná. No es una casualidad, de hecho, que el mismo Jesús compara el reino de los cielos a un banquete de bodas.
Con la fracción del pan aquí nos referimos, claro está, al sacramento de la Eucaristía, pero no nos limitamos a ello. La fracción del pan hace referencia a una actitud de vaciamiento, de servicio, de donación, de desprendimiento, de entrega que nos recuerda el programa que Jesús quiere llevar adelante para construir el reino de Dios, una sociedad alternativa donde, al tener, al poder y a la gloria, los discípulos están llamados a compartir, al servicio y a buscar el bien del otro. En otras palabras, estamos hablando de las bienaventuranzas del sermón de la montaña.
Conclusión
Una comunidad de fieles que vive esta fracción del pan, guiada por el Espíritu, podría ser aquella que redescubre la alegría del Señor resucitado y, así, poder volver a ser capaz de dialogar con las inquietudes del siglo presente, mostrando, de esta forma, la belleza que representa vivir a la escuela del Nazareno.
Hch 2,14.22-33: No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio.
Sal 15: R/. Señor, me enseñarás el sendero de la vida
1P 1,17-21: Fuisteis liberadosconunasangrepreciosa, como la de una Cordero sin mancha, Cristo.
Lc 24,13-35: Lo reconocieron a partir el pan.
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