Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros – XX Domingo Tiempo Ordinario

Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros – XX Domingo Tiempo Ordinario

Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.  Entonces una mujer cananea que había salido de aquella región comenzó a gritar y a decirle:

—¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaron diciendo:

—Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros.

 Él, respondiendo, dijo:

—No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.n

Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo:

—¡Señor, socórreme!

 Respondiendo él, dijo:

—No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros.

 Ella dijo:

—Sí, Señor; pero aun los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

Entonces, respondiendo Jesús, dijo:

—¡Mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres.

Y su hija fue sanada desde aquella hora.

Mateo, en este episodio, quiere transmitir a sus lectores un mensaje muy importante. 

La comunidad de Mateo está compuesta de cristianos que vienen de la religión judía. Ellos saben que pertenecen al pueblo que Dios ha elegido. Saben que son diferentes de los demás pueblos, porque Dios ha escogido a Israel de entre todos los pueblos para hacer de ellos una gran nación, superior a las demás. 

Los cristianos judíos de Mateo entonces están convencidos de que los dones que Dios tiene preparados son exclusivos para ellos y para nadie más. De aquí que el mensaje del Evangelio había que comunicarlo sólo a los circuncisos.

Para luchar contra esta mentalidad cerrada, Mateo nos presenta esta historia: Jesús, junto a sus discípulos, llega en tierra pagana, lugar (para los judíos) de gente impura, inmoral, inferior, y allí se encuentra con una cananea. Ésta tiene una hija con un serio problema y la cananea invoca constantemente a Jesús, pero sin obtener respuesta. 

Incluidos los discípulos, cansados, no parecen ni siquiera tener piedad de ella y le dicen a su maestro que haga algo para que se vaya ya. Es la descripción de lo que se vivía entonces dentro de la comunidad de Mateo. 

¿Había o no había que incluir a los no circuncisos dentro de la comunidad de Jesús. ¿Ellos también tenían derecho o estaban destinados a estar excluidos?

El final de la historia nos demuestra como Dios no puede ser propiedad exclusiva de ningún individuo o grupo religioso. Esta tentación está presente constantemente dentro de la Iglesia: la de sentirse investidos por el Señor de una misión que nos hace creer superior moralmente a los demás.

No, no hay primeros, segundos o terceros a los ojos de Dios, porque todos somos igualmente escogidos y amados por Él, sin distinciones.

Todos vivimos dentro de la dinámica del amor infinito de Dios, todos, aunque no lo reconozcamos o nos opongamos a ello. Por eso también, nada de lo que hagamos nos puede alejar de Él.

Porque por Él no hay fronteras que separen buenos y malos, heterosexuales y homosexuales, cristianos y musulmanes o budistas, blancos y negros, hombres y mujeres, creyentes o no creyentes. Él ama sin distinción, sin elección, sin prejuicios. Ama sin límites a todos los seres humanos.

El problema entonces no es Dios, sino la representación que nos hacemos de Él y nuestros prejuicios hacia los que creemos distintos de nosotros. 

Hoy la cananea que rechazamos es la persona extranjera que viene a buscar trabajo en nuestro país, una persona de color que nos cruzamos en el metro, un hombre lleno de tatuajes a quien miramos preocupados, el vecino de al lado que tiene una opinión política opuesta a la nuestra, o una distinta orientación sexual o religiosa. Todo el que es diferente a mi, todo el que me invita a cuestionarme, todo el que vive de una manera distinta a la mía es recibido como una molestia, un peligro o una amenaza a lo que creo que debe ser y por eso lo rechazo.

Cada vez que nos encerramos en nuestra mentalidad, nos negamos a abrirnos al otro y la diversidad, típica de la naturaleza; entonces nos empequeñecemos junto a nuestro pequeño dios, resistiéndonos al flujo del Espirito que se expande libremente hacia todo y para todos. 

2 comentarios sobre “Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros – XX Domingo Tiempo Ordinario

  1. Hola Daniele, soy Rafa! No sabía que la web era tuya. Leo lo que pones en Facebook pero no había picado el enlace hasta ahora.
    Para alguien como yo soy “cristiano pero poco practicante”, voy a misa cuando trabajo o alguna celebración familiar; me viene muy bien, y sobretodo me gusta, poder leer el evangelio y la posterior explicación como si estuviese en misa.
    Creo que con esto estás haciendo un gran trabajo, es una forma de difundir la palabra De Dios para que llegue a los jóvenes. A los que piensan que ir a misa es algo del pasado, de capillitas, o no es la moda…
    Ya sé que no es lo mismo que ir a misa, que hay muchas más cosas a parte del sermón, pero estás breves palabras fuera de toda la “parafernalia” (perdón por la expresión) de la misa; sirven para pensar y reflexionar.
    Enhorabuena.

    Un abrazo amigo!!

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