El vino nuevo, don y colaboración – II Domingo T.O. Año C
El vino nuevo de la boda de Caná
Este segundo domingo del tiempo ordinario nos invita a recorrer los primeros pasos de Jesús en su ministerio público, a través de la pluma y del estilo del cuarto evangelista. Después del bautismo de Jesús, ahora es el momento de la boda de Caná de Galilea.
El evangelista quiere transmitir, entre otras cosas, que el vino nuevo que da alegría y representa la plenitud de la alianza entre Dios y su pueblo, este vino nuevo lo trae Jesús, el Verbo que estaba con el Padre y que se ha hecho carne.
El vino nuevo, un juego de equipo
Junto a este mensaje, además, veo importante subrayar otro elemento más, a saber, que este vino nuevo, esta salvación o felicidad, plenitud y realización, es el fruto de un trabajo de equipo, un trabajo de relaciones, en los que al factor divino se entrelaza el factor humano.
El relato nos lo muestra claramente: el evangelista nos dice que es la madre de Jesús que se da cuenta de que el vino se ha terminado y se lo comunica a Jesús. Como la vida misma nos enseña, las cosas no suelen ocurrir a la primera, sino que necesitan de constancia y perseverancia, la que demuestra María, insistiendo en su petición hacia su hijo.
Además, no basta con comunicar la falta de vino a Jesús, porque hace falta el agua y esta última es traída por unos sirvientes en seis grandes tinajas que, después del signo obrado por Jesús, llaman al mayordomo para que pruebe el vino nuevo.
Colaboradores de este vino nuevo
Muchas veces somos como el esposo y la esposa de esta perícopa: no nos damos ni siquiera cuenta de lo que está pasando, a saber, que primero falta el vino y que luego este mismo tema encuentra una solución. Nosotros no sabemos explicarlo, pero los hechos lo demuestran y toso se ha resuelto.
Otras veces somos como la madre de Jesús: somos capaces de captar las necesidades de la gente o de la situación y ponemos en marcha una dinámica vuelta a producir un resultado positivo.
También podemos ser como los sirvientes que, sin saber exactamente lo que ocurrirá, simplemente hacemos nuestra tarea lo mejor que sepamos y, en nuestra total ignorancia, participamos a la obra de la redención. Porque no ser también como el mayordomo, experto en saborear la calidad del vino de la salvación, hábil en reconocer aquello que tiene buen sabor de otros que quieren aparentar más de lo que son.
La madre de Jesús y sus discípulos, finalmente, han sido testigos de todo lo ocurrido: de la falta de vino, de la acción de Jesús, de la fiesta que peligraba y que pudo seguir adelante sin problemas. Ellos han visto que sin Jesús todo ello no hubiera podido ocurrir; sin embargo, también fue necesaria el agua, como la intervención de María y de los sirvientes.
Cada uno con un carisma
Al fin y al cabo todos somos distintos y, así como pasa en la perícopa, también en nuestra vida resulta que cada uno juega su papel, tiene un carisma particular, porque el Espíritu dona a cada uno de nosotros un talento concreto y toca a nosotros descubrirlo, también con la ayuda de los demás.
Ello implica, entonces, que todos estamos llamados a ser agentes activos y responsables en la construcción del reino de Dios, este vino nuevo que nos llena de alegría y sirve al bien común. No podemos cruzarnos de brazo, esperando a que otros hagan nuestro trabajo.
Conclusión
Por consiguiente, este relato nos da a entender que todo lo que recibimos es siempre un don que viene de Dios, pero que este Dios no actúa de forma directa e in-mediata, sino a través de la mediaciones humanas y materiales, necesarias para que se pueda obtener el vino nuevo de la plenitud y de la felicidad.
La escena de la boda de Caná, entonces, nos recuerda que todos somos actores protagonistas de esta salvación que viene de Dios, la dinámica de amor y de plenitud sobre la que se fundamenta desde dentro todo lo que es la realidad. A nosotros toca adquirir aquella sensibilidad que nos permite ser conscientes de todo ello, para captar siempre esa presencia de vida y de fecundidad que está escondida y quiere ser descubierta y sacada a la luz.