Silencio
Interioridad y silencio
Para quien no lo sabe, trabajo como profesor de religión católica en algunos de los centros públicos de Granada y provincia. Estoy con alumnos que van de los 12 a los 18 años de edad, lo que implica un abanico bastante variado de realidades y niveles.
Ya desde hace unos años intento trabajar la interioridad de los alumnos, esa zona a veces escondida y preciosa que cada uno de nosotros tenemos y que suele pasar desapercibida, sobre todo con estas edades.
La idea es que podamos viajar en este mundo de pensamientos, de sentimientos, de emociones, de preguntas, de dificultades, para descubrir lo más intimo que hay en nosotros. La finalidad es reflexionar y conocernos a nosotros mismos, como punto de partida fundamental para vivir mejor y poder vivir mejor nuestra fe y nuestra parte espiritual.
Conocernos para vivir
Lo que digo a mis alumnos es que si no conocemos nuestros talentos y nuestras debilidades no podemos vivir bien o, también, vivimos a medias, como cuando compramos una lavadora, por ejemplo y no podemos aprovechar todo su potencial, sus botones y opciones, sin leer el manual y conocerla en profundidad.
El silencio en el aula
En este sentido, creo que es importante trabajar con ellos el silencio y, de forma complementaria, la capacidad de pararnos para pensar y entrar en nuestro mundo interior. Es en esta linea que ya desde hace dos años he «instituido» en mis clases lo que llamo los dos minutos de silencio.
La idea es sencilla y a la vez no tan fácil de llevar a cabo. Se trata de dedicar dos minutos al comienzo de cada clase a pararnos, a cerrar los ojos, a dejar cualquier tarea y actividad y no hacer nada. Todo esto acompañado de un fondo musical, para que el silencio total no sea tan incomodo y el sonido de la música ayude a dejarnos conectar con nuestra interioridad.
Las reacciones
Algunos alumnos responden muy bien y consiguen entrar sin problema en la dinámica. Otros, sin embargo, muestras dificultad: muchas veces no sabemos estar sin hacer nada, con los ojos cerrados y parece que este «no hacer nada» nos da miedo, nos pone en dificultad; y así no paramos de movernos, de buscar al compañero, de hacerle señales, de reír o hacer ruidos. Es el tema de la gestión de las emociones.
Las emociones no son malas. Lo malo es no conocerlas y dejar que ellas tomen las riendas de nuestro día a día. Desde mi punto de vista creo importante, no, fundamental trabajar nuestra dimensión humana e interior, como base, cimiento de todo lo que podemos construir después. Es en esta dimensión humana, que tenemos que conocer, que luego Dios escribe y se incarna, pero si no aprendemos a pararnos e investigar, no podremos construir nada sólido.
La lista
Desde mi punto de vista es más beneficios un gesto que tantas palabras. Lo que quiero decir es que creo que en el futuro, estos jóvenes no se acordarán de tantas palabras que habrán escuchado salir de mi boca, pero si que recordarán estos momentos con los que empezábamos siempre nuestras clases. En esta linea del trabajo interior, quiero compartir con todos vosotros una lista que a lo largo del tiempo iré agrandando con todas las pistas que usamos en clase. Yo uso Spotify, pero pondré aquí los enlaces de youtube. Aquí van: